"Lo más importante en este proceso es que cada persona pueda morir según su dignidad"

Hablamos con Teresa Cerezo Martínez, Gestora de duelo en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Nos habla de la importancia del acompañamiento en el final de vida y mitigar el sentimiento de soledad es fundamental.

¿A qué te dedicas profesionalmente?

Acompaño al paciente y a la familia durante el proceso de enfermedad, final de vida y duelo, escucho atentamente sus necesidades psicoemocionales, espirituales y sufrimiento e intento dar solución a los problemas que puedan surgir de la práctica diaria asistencial como responsabilidad enfermera.

¿Cuáles son los dos retos profesionales más importantes que tienes en estos momentos?

El primer reto más importante para mí es potenciar el Acompañamiento. Que todos los profesionales vean este rol enfermero necesario (diferente al que realiza el psicólogo clínico enfocado a la salud mental) para que muchos pacientes hospitalizados puedan mejorar su bienestar. La enfermera gestora de duelo tiene competencias para abordar un sinfín de situaciones complejas derivadas del proceso de enfermedad/ hospitalización y poder mejorar la salud emocional de la comunidad.

Mi segundo reto es abogar por un Buen Morir y una pacificación del proceso final de vida, cumpliendo los deseos y asuntos pendientes del paciente.

Profesionalmente hablando, ¿cuál es tu peor recuerdo?

Mi peor recuerdo el caso clínico de un paciente con un dolor de difícil manejo y gran sufrimiento emocional, hasta el punto de la desesperación. Se sentía abandonado por los profesionales-quienes no tenían identificada con claridad la situación final de vida- y por tanto no le pudieron ofrecer los recursos más adecuados para su confort, ya que le sobrevino la muerte sin haber tenido tiempo de ser consciente o vivir ese proceso final de vida, de planificarlo y despedirse de los suyos. Lo sentí como un fracaso personal y profesional.

¿Y el mejor recuerdo profesional?

Acompañar a despedirse a los dos hijos (de 5 y 8 años) de una paciente joven que estaba en situación de últimos días de vida. Fue difícil sostener tanta tristeza, pero a la vez gratificante por haber cubierto la necesidad imperiosa de aquella madre; despedirse de ellos, expresarles su amor y deseos para sus vidas futuras, así como las indicaciones de dónde y con quién vivirían tras su muerte. Tras despedirse de ellos, aquella mujer pudo morir en paz. Nunca lo olvidaré, aquella lección de vida y el poder ayudar a esa mujer y sus hijos a despedirse reafirmó aún más el sentido y necesidad de la gestora de duelo.

En el proceso final de vida de las personas, ¿qué te parece más importante?

Conseguir que este proceso de final de vida sea sosegado, confortable, sereno y digno. Para ello, los profesionales y la gestora de duelo deben saber acompañar y guiar al paciente y su familia.  Lo más importante en este proceso es que cada persona pueda morir según su dignidad, como dice el Dr. Broggi, tener una muerte apropiada.

Estar al lado de las personas que sufren o mueren, ¿qué aporta (a los pacientes y a sus familiares)?

Toda persona gravemente enferma agradece estar acompañada y guiada por un profesional que sepa escuchar, sea compasivo, le haga sentir que le importas y sea respetuoso con sus voluntades y deseos. Tanto al paciente como a su familia, el acompañamiento le aporta tranquilidad dentro de la ansiedad que genera estar próximo a la muerte y generalmente al tener menos ansiedad también disminuye el dolor, que es la primera necesidad física que los profesionales debemos atender. Si sabes acompañar, puedes disminuir en gran medida la ansiedad ante la muerte del paciente y su familia, podrán vivir este proceso pacíficamente. Respecto a la familia, después de la muerte, hay estudios que muestran la influencia del recuerdo de la experiencia hospitalaria vivida sobre el desarrollo del duelo familiar, siendo las circunstancias de mayor interferencia el apoyo de los profesionales, el confort/dignidad y el tiempo para la despedida, indicadores de un buen acompañamiento en el proceso final de vida.

La presencia es terapéutica, el estar es lo que importa, no tanto lo que digas. Acordémonos que en la época Covid los pacientes morían mejor si les dabas la mano. La intención no es hacer terapia en este proceso, sino darnos a nosotros mismos.

¿Cómo afrontas la muerte?

Las personas que tenemos presente la muerte en el día a día, porque estamos más en contacto con ella y nos hemos formado para ayudar a afrontarla a los demás, pensamos y reflexionamos más en nuestra propia muerte, somos más sensibles o respetuosos con ella y tenemos menor dificultad para aceptarla.

Afronto la muerte esperándola cualquier día; quizá aparezca en el momento más inesperado o amenazando algún proyecto vital, es una incógnita. Nadie sabemos cuándo será nuestra hora de la verdad, pero lo que sí sé es que tengo que vivir la vida felizmente con mis seres queridos, valorando lo que tengo y cultivando mis amistades. Si cuando llegue mi hora me coge bien vívida y he podido dar sentido a mi vida, creo que moriré tranquila y en paz.

Si cuando llegue mi momento estoy institucionalizada, espero estar acompañada por profesionales sensibles, que me miren a los ojos y con los que pueda hablar sin tabúes sobre cómo como quiero vivir mi muerte.

Espero y deseo morir en mi habitación, rodeada de los míos y con sus manos entrelazadas con las mías, escuchando la canción que Eric Clapton le compuso a su hijo. Y, en el último instante oír el canto de los pájaros que sobrevuelan mi casa.

¿Nos puedes recomendar un libro?

Creo que siempre recomendaré “La montaña mágica” de Thomas Mann porque es una obra filosófica y reflexiva que gira en torno a las conversaciones entre dos personas que hablan con diferentes puntos de vista de temas como la salud, la enfermedad, el transcurrir del tiempo, la muerte, la incineración, la culpa, la música, el amor, el sentido de la vida, la fe, la felicidad, la libertad, la espiritualidad y la naturaleza; temas esenciales sobre los que, en un momento u otro, todos necesitamos reflexionar y acompañar cuando la enfermedad irrumpe en nuestras vidas.

¿Música y película favorita?

Película: “Siempre Alice” te hace reflexionar mucho sobre la enfermedad del Alzhéimer, un escenario nuevo y difícil en la vida como padecen algunas de las personas y familias que acompaño. Esta película nos presenta la lucha diaria de una mujer joven con alto nivel intelectual para lidiar con sus miedos y seguir conectada para ser la misma persona de siempre, tomar decisiones y preservar su independencia. Los síntomas de la enfermedad la llevan a depender de su familia y a que tomen decisiones por ella- situaciones quizá evitables si la protagonista hubiese dejado escritas sus voluntades anticipadas-.

Música: “Tears in Heaven” (Eric Clapton). Es una canción de expresión de duelo porque habla de la necesidad de encontrar la fuerza para continuar viviendo a pesar del dolor. También invita a la reflexión sobre el misterio del más allá y la conexión eterna con los seres queridos que han muerto. Al margen de la profundidad de su contenido, la melodía de la canción es muy emotiva y puede ayudar a las personas que estén viviendo un duelo.