“Darse permiso para sentir la tristeza, pero también para disfrutar, reír o celebrar”

Zaida Merino Benítez, psicóloga y oficiante de ceremonias, comparte su experiencia y perspectiva sobre el acompañamiento a las familias en duelo durante la Navidad.

La conversación aborda cómo estas fechas, cargadas de emociones, intensifican el dolor de la pérdida y requieren un acompañamiento especialmente sensible. Zaida reflexiona sobre las emociones predominantes, las herramientas para convivir con la ausencia, la importancia de nombrar el duelo y cómo quienes acompañan pueden hacerlo de manera respetuosa. Además, comparte cómo cuida su propio bienestar emocional y los aprendizajes que ha obtenido a lo largo de su trayectoria profesional en ceremonias navideñas.

Desde tu doble mirada como psicóloga y oficiante de ceremonias, ¿cómo cambia el acompañamiento a las familias cuando se acerca la Navidad?
La Navidad suele intensificar el duelo. Son fechas con mucha carga emocional que hacen que nos conectemos directamente con el vínculo.
El acompañamiento en este momento se centra en ayudar a las familias a normalizar que el dolor se haga más presente y que no se sienta este aumento de dolor como un retroceso, sino como una reacción normal ante fechas significativas como estas.
Siempre siento la necesidad de ayudar a las familias a entender que no hay una forma correcta de vivir estas fechas ni este proceso. Considero que la clave es acompañar sin prisas, sin expectativas y sin intentar que la persona “lleve mejor” algo que, sencillamente, duele.

En las ceremonias y en las conversaciones previas, ¿qué emociones o recuerdos aparecen con más intensidad en estas fechas?
Suelen aparecer con más intensidad las emociones como la tristeza, la añoranza, la melancolía, la sensación de vacío, la ira o la irritabilidad. En muchas ocasiones la culpa también está muy presente, aunque a veces se disfraza de estas u otras emociones.

Como psicóloga, ¿qué herramientas sueles proponer en estas semanas para convivir con la ausencia sin culpa, especialmente cuando aparece el deseo de disfrutar?
Una de las claves que considero importante es darse permiso.
Permiso para sentir la tristeza, pero también para disfrutar, reír, o celebrar junto a familiares y amigos. Ayudar a entender que esos momentos no hacen elegir entre recordar o vivir, que ambas pueden convivir y es una bonita manera de integrar el recuerdo sin dejar de participar en el presente.
Algo que considero que ayuda mucho a aliviar esa culpa y vivir la navidad de una forma más amable con uno mismo, es llevar a cabo rituales simbólicos, como hacer uso de la escritura, dedicar cartas, pensamientos, encender velas o simplemente hablar de los que ya no están físicamente pero siguen estando presentes de otras muchas maneras.
 

Cuando acompañas a una familia en un funeral o en una ceremonia conmemorativa en Navidad, ¿qué importancia tiene nombrar el duelo y darle un espacio explícito?
Nombrar el duelo es fundamental, es reconocer el vínculo y esa pérdida. Y dar ese espacio a poner palabras a lo que uno siente, ayuda mucho a que el dolor no se viva en soledad y silencio en estas fechas.

¿Qué recomendarías a quienes quieren acompañar pero no saben cómo hacerlo?
Que no intenten aliviar el dolor. Que simplemente validen, acompañen y respeten los tiempos de la persona. Con estar y mostrar esa disponibilidad y cercanía es suficiente.

Acompañas el dolor de muchas personas, también en fechas muy cargadas de simbolismo. ¿Cómo cuidas tu propio bienestar emocional durante la Navidad?
Yo también he sufrido pérdidas, por lo que estos momentos incrementan mi sensibilidad. Para cuidarme, siempre busco crear espacios de conexión conmigo misma. Me permito atender lo que me pide mente y cuerpo como escribir, meditar, hacer ejercicio, reunirme con mis fuentes de energía o simplemente parar a descansar, que también es muy necesario.

Mirando atrás, ¿hay alguna ceremonia, despedida o familia que recuerdes especialmente en Navidad y que te haya dejado un aprendizaje sobre el duelo?
Sí, hay muchas ceremonias y despedidas que me han dejado aprendizajes profundos sobre el duelo, no únicamente en navidad. Lo que más me marca siempre es la manera en la que las personas se permiten sentir y abrir su corazón en momentos de tanto dolor.
Y en fechas como estas, aún se hace más presente la importancia de entender el duelo como un proceso no lineal ni único.
Recuerdo una familia que había atravesado varias pérdidas en un periodo de tiempo muy corto. Estaban totalmente destrozados y emocionalmente cansados con una mezcla de tristeza profunda, confusión y la sensación de no poder más. En esos casos, las ceremonias necesitan convertirse en un espacio donde parar, sostener y al mismo tiempo honrar y reconocer el peso del dolor como todo lo que han tenido que soltar en tan poco tiempo.